Nuestra experiencia
En el principio Dios quiso que todos los hombres y mujeres fueran sus hijos. Sin embargo, las cosas no fueron así porque muy pronto la humanidad abandonó a Dios su Padre, y se olvidó de Él.
Es una historia triste, que más tarde recordaremos en detalle. Por ahora, nos basta recordar que nosotros volvimos a ser hijos de Dios el día de nuestro bautismo.
- ¿ Sabes la fecha del bautismo? ¿Celebras esa fecha?
- ¿Tus padres sufren cuando tú les desobedeces?
- ¿Qué es un pecado?
- ¿Por qué desobedecieron a Dios los primeros hombres?
- ¿Cómo supimos nosotros toda esa historia?
La Palabra de Dios
- Para entender cuánto se alegró Dios el día de nuestro bautismo, leamos la parábola del hijo pródigo. (Lucas 15, 11-32)
Explicación del mensaje
- Dios estaba feliz con los hombres y mujeres, sus hijos. Pero el demonio, que ya había pecado contra Dios, tuvo envidia de nosotros y nos invitó a desobedecerle. Los primeros humanos desobedecieron a Dios por orgullo. Y Dios tuvo que castigarlos. Porque Dios es justo: castiga todo lo malo y premia todo lo bueno.
- Por eso los niños que nacen en el mundo, nacen sin la gracia de ser hijos de Dios. Nacen en pecado original. Y así nacimos también nosotros. Solo la Virgen María nació sin pecado original. Pero Dios, que nos quiere tanto, ya había inventado el remedio: el Bautismo. Y cuando nos bautizaron, entonces volvimos a ser hijos de Dios.
- Cuando el hijo pródigo, según la parábola que nos contó Jesús, volvió a la casa, el padre hizo una gran fiesta. De manera semejante Dios hizo también una gran fiesta el día de nuestro bautismo. Y nuestros papacitos hicieron una fiesta. Las fiestas se hacen cuando estamos muy contentos porque ha sucedido algo importante. Y qué puede ser más importante para nosotros que tener a Dios como Padre. (p.10)
La parábola del hijo pródigo
Dibuja el abrazo entre el hijo pródigo y su padre.
Al final de este año, nosotros celebraremos una fiesta: la fiesta de los hijos de Dios. Tenemos que ir preparándola desde ahora ,porque ya sentimos la alegría de ser hijos de Dios.
Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. (p.11)
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