Nuestra experiencia
Cuando el Espíritu Santo viene a nuestro corazón, nos llena de amor a Dios y al prójimo. Y ése es el regalo más precioso que Él nos da.
Un hombre que ama a Dios sobre todas las cosas y que ama a todos sus hermanos con un cariño tan grande y tan generoso como el que Cristo nos ofreció, ese hombre tiene que ser bueno.
Dialoguemos sobre el amor a Dios y al Hijo:
-¿Cómo sabes tú que tu mamá y tu papá te quieren?
-¿Cómo demuestras tú el cariño a las personas que amas?
-¿ Piensas en Dios? ¿Hablas con Dios? ¿Le das gusto a Dios?
-¿Qué tanto amamos a nuestros hermanos y amigos?
-¿Qué tanto nos amó Cristo a nosotros?
La Palabra de Dios
-Para que aprendemos a orar bien, leamos la parábola del publicano y el fariseo, que subieron a orar al templo. (Lucas 8,9-14)
Explicación del mensaje
-El Espíritu Santo nos trae muchos regalos. Pero su mejor regalo es llenarnos de amor a Dios y de amor a nuestros hermanos. Jesús dijo: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente". Éste es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: amarás a tu prójimo como a ti mismo " (Mt 22, 37-40). De estos dos amores depende todo.
-Para que un niño sea realmente bueno, tiene que comenzar por estos dos amores. Más aún: tiene que comenzar por el amor a Dios, porque éste es el primero. Pero si amamos a Dios de verdad, necesariamente tenemos que amar a nuestros hermanos, todos los hombres y mujeres, porque todos son hijos de Dios, imágenes de Dios.
-Para amar a Dios, tenemos que rezar. Rezar es escuchar y hablar a Dios. Ojalá recemos todas las mañanas un momento a Dios para ofrecerle nuestro día. Y un momento también por la noche, para darle gracias por todos los favores que nos ha hecho durante el día y pedirle perdón por lo que hayamos hecho mal.
Lucas 8, 9-14
La parábola del publicano y el fariseo
Dibuja esta parábola, como la imaginas.
Cuando rezamos, debemos pensar que el Espíritu Santo siempre está en nuestro corazón y que siempre nos escucha.
Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. (p.39)
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