El Espíritu Santo nos enseña a hablar con Dios como hijos
Nuestra experiencia
San Pablo dice que, cuando el Espíritu Santo entra en nuestro corazón, nos hace hijos adoptivos de Dios y nos hace exclamar, llenos de alegría: "Padre". Este es otro regalo que nos traerá el Espíritu Santo: el don de la piedad.
Recordemos sobre la primeras palabras que dicen los niños; las primeras sonrisas. Los diálogos con nuestros padres. Preguntémonos si encontramos gusto al rezar, sobre las cosas que le podemos pedir al Espíritu Santo?
La Palabra de Dios
Leamos juntos la historia del niño Samuel, que servía en el templo de Jerusalén (1 Samuel 3,1-19).
El joven Samuel estaba al servicio del Señor en el templo. El Señor llamó a Samuel:
¡Samuel! Samuel!
Habla que tu siervo escucha.
Mira, voy a hacer en Israel una cosa que hará retumbar los oídos de quienes oigan hablar de ella.
Samuel crecía, y el Señor estaba con él; ninguna de sus palabras dejó de cumplirse.
Explicación del mensaje
-El niño Samuel no sabía hablar con Dios y por eso, al principio, no reconoció su voz. Después, el mismo Señor le enseñó a hablar con Él y fue un gran profeta.
-También nosotros los cristianos tenemos que aprender a hablar con Dios. Pero no de cualquier manera, sino con la confianza, con el cariño y con la ternura con que un niño pequeño le habla a su papá.
-Quién nos enseña a hablar con Dios? El Espíritu Santo, dice san Pablo, nos enseña a gritarle a Dios desde el fondo de nuestro corazón, diciéndole: "Papá" (Romanos 8,15). Así le gritamos a nuestro padre en la tierra, cuando nos sucede algo que nos asusta.
-El confirmado tiene, pues, que ser piadoso. Esto significa que habla frecuentemente con Dios y que le habla con todo el cariño.
-El cristiano piadoso sabe que la misa del domingo es el acto de piedad más importante, que Dios nos espera allí cada semana, que no podemos dejarla nunca por un simple capricho o por pereza. Esto sería ofender el cariño de Dios.
Expresión de la fe
El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. (Oración de la misa)
Compromiso
Recordamos las partes principales de la misa y la manera en la que el cristiano puede y debe participar activamente en cada una de ellas. (pp.42-43).
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